PROPUESTA SOLIDARIA




LAS 1000 GRULLAS DE MAKIKO

En la plaza de la ciudad de Hiroshima, muy cerca del museo que custodia los recuerdos del horror, están el esqueleto de un palacio que no se reconstruyó, la sombra de un árbol que supo sobrevivir como los sabios decían que sólo harían las cucarachas y una cúpula de piedra bajo la que se agolpan las flores. Hay también, en una esquina del parque, un esbelto monumento de apariencia frágil. Sobre una pequeña bóveda afilada, una niña de piedra extiende la silueta de unas alas. Bajo sus pies, una campana dorada en forma de grulla de origami recibe a todas las que, estas sí de papel, van dejando los visitantes como ofrenda.

Se trata de un tributo a Sadako Sasaki, una niña de la ciudad que, pese a haber sobrevivido a la explosión, cayó enferma de leucemia nueve años más tarde. Entonces, alguien le recordó una vieja leyenda: la tradición decía que quien plegara, pensando en un deseo, mil grullas de papel según la vieja técnica que enseña el origami, lo vería cumplirse al terminar la cadena. Ella, claro, deseaba curarse, y se puso a plegar sus cuadrados de colores. Un triángulo, otro, un doblez hacia dentro. Pero le fallaron las fuerzas: murió tras haber completado sólo seiscientos sesenta y cuatro pájaros.

Muchas veces se ha recordado su historia desde entonces. Su monumento está adornado con cientos y cientos de grullas unidas por hilos en collares y guirnaldas, y decenas de viajeros hacen sonar cada día la campanilla para enviarle una plegaria.

Pero, en los últimos días, el recuerdo parece particularmente fundamentado. Tras el terremoto y el tsunami que azotaron Japón el pasado día 11, la alerta nuclear desatada por los estragos que estos causaron en la central de Fukushima abrió en la historia del país del sol naciente inquietantes paralelismos. Y, mientras los expertos buscan soluciones y la gente (en una poética inversión de la Historia) se desplaza hacia el sur, hacia Hiroshima, huyendo de la radiación, la magia de las leyendas ha reaparecido para conjurar el apocalipsis.

Makiko, una joven japonesa residente en Madrid, ha hecho resucitar la idea de Sadako Sasaki.

Desde un blog llamado «Las mil grullas», lanzó, al día siguiente de la catástrofe, su particular llamada a la fe:



Me llamo Makiko. Soy una japonesa que vive en Madrid desde hace un año. Como sabéis, hubo un gran terremoto en Japón el viernes 11 de marzo. Este terremoto me ha afectado mucho emocionalmente. Hasta bien entrada la mañana del viernes no tuve noticias de mi gente, no sabía si estaban vivos o muertos. Japón se colapsó y durantes horas me fue imposible comunicarme con nadie. Aunque finalmente mi familia y amigos salieran ilesos, me sigue angustiando mucho ver las noticias que llegan desde Japón. Así que se me ha ocurrido una idea. El plan es que cada persona haga una grulla de origami. Para ayudaros, he hecho un vídeo explicando cómo se hace:

Las 1000 grullas from Makiko Sese on Vimeo.


El 6 de agosto de cada año, Día de la Paz, llegan miles de grullas de papel a Hiroshima, desde los puntos más alejados del planeta. Los niños de la ciudad cuelgan las grullas en el monumento de Sadako, con la esperanza de transmitir este mensaje a todo el mundo.

ESPERO VUESTROS COMENTARIOS , ES UNA PROPUESTA QUE OS HAGO, SÍ CUENTO CON VUESTRO APOYO LA PODEMOS DESARROLLAR.

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