CUANDO LOS NIÑOS HACEN LAS COSAS POR SÍ MISMOS
Puede resultar paradójico, pero es verdad: cuanto más hacemos por los hijos más dependientes e irresponsables se vuelven. Se llega a esta situación porque los adultos queremos que los hijos disfruten de las ventajas de la infancia lo que se traduce en mucho juego y pocas responsabilidades. Actuamos así porque pensamos que los hijos ya tendrán tiempo de sufrir las consecuencias de las obligaciones y de la toma de decisiones sobre todo de cuando se cometen errores y vemos sus consecuencias.
Se suele pensar que las cosas son más fáciles si las hacemos nosotros mismos. De esta forma, los adultos asumen responsabilidades que no les competen y que deben asumir los demás. Este comportamiento tiene su raíz en un sentimiento de culpa: porque son perfeccionistas; porque intentan contentar a un adulto con el que ya no viven; porque sufren si ven que los de su alrededor no son felices... Esta forma de pensar la aplican los que creen que nunca hacen lo suficiente por sus hijos y como consecuencia se esclavizan: "¡Todo lo hago por mis hijos!"; "No tengo nada de tiempo"... La base de todo es pensar que hacer cosas por los demás es ayudarles y los niños de hoy día en lugar de aprender lo que pretenden los padres llegan a la conclusión de que los demás están para ayudarme y facilitarme el camino (como vemos se consigue el efecto contrario al que se desea).
Hoy día está desapareciendo el principio de ayudar. Este hecho se basa en la premisa de que no es necesario ayudar a quien puede hacerlo por sí mismo sin ayuda. Pero se sigue ayudando en exceso en las familias. Los padres de hoy día son excesivamente serviciales: quizá por el tiempo con que cuentan, por los medios que hay a su disposición, por conseguir que los hijos alcancen unas metas más ambiciosas que los mismos padres…
La cuestión está en que los padres que así actúan arrebatan el poder a sus hijos cuando estos pueden hacer las cosas por sí mismos. La clave está en que la ayuda hay que ofrecerla cuando es solicitada y dirigirla para que el niño utilice sus propios recursos en la resolución de un problema. Los padres que necesitan "ayudar" a sus hijos continuamente les privan de la posibilidad de desarrollar sus propias capacidades. Es tan malo pasarse como no llegar.
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